Nuestro viaje a Israel-Palestina-Jordania-Egipto 2011: Belén y Hebrón

13/07/2011:

Seguundo día en Jerusalén. Desayunamos en el hostel (1 plátano, 1 huevo duro, pepino, tomate, yogur, pita y café) y nos vamos a la estación de autobuses para ir a Belén, cual villancico moderno..
En Jerusalén hay dos estaciones de autobuses: La que va a los territorios palestinos, en Suleyman St (East J'lem bus station):
Foto de Jaala. Gracias, Jaala.
 Y la que va a territorios judíos *bling, bling*:
Gracias, Wikipedia. (La verdad es que mis fotos de las estaciones apestan).
A Belén: La estación árabe. A Eilat: la estación judía. Hoy salimos desde la árabe.

El billete Jerusalén-Belén cuesta 7 ILS y el viaje toma unos 30 minutos, la mayoría del tiempo flanqueando el muro divisorio.
El viaje tiene su correspondiente punto de control militar (no muy exhaustivo. Sólo piden documentos). 
El bus nos deja en el medio de una calle que no da visual a ningún sitio interesante. Y nosotros no llevamos mapa. Hm. Caminamos a una calle que parece más poblada, y un par de taxistas empiezan a seguirnos, ofreciendo tours y preguntándonos antes, por supuesto, nuestra religión.

Después de 20 minutos caminando hacia ninguna parte, nos miramos y decidimos ver qué ofrecía Ahmed, el taxista. A decir verdad, no teníamos ni peregrina idea de lo que íbamos a hacer.
Ahmed nos ofrece varias opciones y finalmente nos decidimos por pasar el día con él por unos 85 EUR (incluyendo su comida). Tour católico.

No fue un tour tirado de precio, pero no hubiésemos podido conocer todo lo que conocimos si no hubiésemos aceptado. Ahmed resultó ser un profesor pluriempleado, con 3 hijos de los cuales 2 estaban en la universidad (universidad que, como las casas, los coches y todos los gastos grandes en Palestina, se paga con dinares jordanos).

Visitamos el "Herodium", palacio y tumba de Herodes, el asesina-niños. La entrada cuesta 25 ILS por persona
Allí había un tour de militares israelíes tomando fotos y posando como adolescentes en viaje de fin de curso. Adolescentes con armas largas. Hu-hu.
Desde la cima se pueden ver varios asentamientos y la casa de Avigdor Liebermann, que tiene hasta su propia página de Wikipedia.

El lugar está custodiado por soldados israelíes, pero es territorio palestino. Ya hablaremos de eso.
También visitamos (un poco a la fuerza, debo decir) el punto donde el Arcángel Gabriel se le anunció a la Virgen María. ¿Cómo están tan seguros de que ese es el lugar? ¡Ha pasado mucho tiempo desde entonces!. *Shrugs*.
Luego seguimos hasta Hebrón. Podíamos ir a Ramala pero según el taxista, en Hebrón se podía evidenciar más claramente el conflicto palestino-israelí.

Los españoles son tenidos en alta estima por los palestinos, especialmente en Hebrón. La Agencia de Cooperación Española ha colaborado mucho en esa ciudad y el Barca ha ganado muchos campeonatos y ligas últimamente.

La ciudad antigua de Hebrón es el mejor ejemplo del conflicto. Si vas a Hebrón, la Tumba de los Patriarcas es una visita obligada, y volvemos al tema "controles de acceso".
Pero otra visita obligada antes de entrar "al ajo" es la fábrica de cristal y cerámica de un amigo de Ahmed. Lo admitimos: Compramos souvenirs.

En el aparcamiento de la mezquita de Abrahim (lado musulmán de la Tumba de los Patriarcas) comienza el "espectáculo": Una niña sale por la ventana de su casa, que colinda con el aparcamiento, y Ahmed nos explica que se debe a que colonos judíos construyeron sus casas justo pegadas a las entradas de las casas de los musulmanes, condenando totalmente los accesos y encerrando a los residentes de toda la vida.

Una cosa es verlo en los documentales de La 2 y otra, verlo en vivo y directo.

Ahmed le pregunta a la niña si le importa que le tomemos una foto saliendo por la ventana. Ella accede y vuelve a entrar y salir para nosotros.
Seguimos hacia la mezquita.
Después de la masacre de 1994 (el contenido vinculado está en inglés; habrá que traducirlo), se endurecieron los controles para dividir el templo de tal manera que judíos y musulmanes pudiesen tener igual acceso a las tumbas de los patriarcas. En fin, no os suelto rollo. Aquí podéis leer sobre el tema.

Para pasar al otro lado de las tumbas, que ya no son mezquita sino sinagoga, se pasa un control estricto donde te preguntan tu religión, y más te vale que digas una. El control es humano. La barrera es una burda reja y un pasillo techado de madera.

Del lado musulmán
El lado musulmán visto desde el lado judío
En un par de minutos, estás en un sitio totalmente diferente: suena música judía a todo volumen, hay un gran centro cultural judío, todo es ajardinado en contraste con el polvoriento lado musulmán...
...la parte externa de la mezquita es notablemente más amplia y bonita...
...que el pedacito de fachada del lado musulmán...
...y hay guardias para hacer dulce. Pfff, cuántos guardias.

Entramos a la sinagoga. Al salir, un guardia se encapricha con H e insiste en que es musulmán, y le pregunta qué interés tiene en venir a este sitio. De haber tenido un jamón a mano, lo hubiésemos resuelto antes.

Si váis a territorio ocupado por judíos y sois morenic@s, llevad jamón o unas cortezas de cerdo, no sé. Termináis antes.


Un par de colegas del guardia ven que se pone muy intenso, intimidándonos con el arma y hablándonos muy fuerte y al notar nuestra cara de total desconcierto que va pasando al cabreo, le dicen que nos dejen tranquilos. El chaval se va pero nos hace un gesto de "te estaré observando". Vaya capullo integral.

Ya de vuelta, en la ciudad antigua, damos un paseo por lo que antes era un mercado impresionante y se ha convertido en un laberinto donde palestinos tenaces intentan continuar su vida allí.

Colonos judíos construyeron (y siguen construyendo, vimos como terminaban una escuela) sobre los techos de los palestinos.

Sí, es muy raro, pero es así. Imagínate que vives en una urbanización de adosados. Un día, un grupo de gente construye sobre los techos de tu casa y las de tus vecinos sin preguntar. Imagina que hasta levantan un muro frente a tu puerta principal. Y así siguen construyendo de tal manera que van haciendo un espacio con camino, cercándote. Así es.

El casi difunto mercado está en la planta baja, y las plantas superiores son las viviendas de judíos que acosan a los de abajo para que se vayan: botellas abiertas con pipí, pañales, mierda, basura, comida podrida, lavadoras oxidadas.... la planta de abajo funge de basurero de los colonos. Los palestinos intentaron detener el acoso con rejas (para que también pase la luz y no sea peligroso si acumulan cosas hasta el punto de que se caigan y maten a alguien), pero las rejas son insuficientes.




Nos detenemos en el puesto de kofiyas de un amigo de Ahmed, con quien pasamos una media hora. Nos brinda su comida, charlamos, nos cuenta cómo es la vida allí y le compramos un par de kofiyas. Nos tomamos unas fotos con ellos.

Si os interesa el asunto de la ocupación y cómo se refleja en la cotidianidad de los territorios palestinos, os recomiendo que leáis sobre los tours de colonos en Hebrón. También es un ejemplo interesante.

De vuelta a Belén, comemos en un sitio típico. La comida estaba estupenda. Unos 20 EUR entre los dos por un principal + refresco.

pasamos por la Gruta de la Leche, excelente destino para los que quieran procrear. Dicen que obra milagros. Por más que le explicamos a Ahmed que no kids, thank you, el profe nos llevó hasta allí. Creo que le preocupa la pirámide demográfica.

La gracia de la Milk Grotto es que allí por lo visto cayó una gota de leche de la virgen cuando amamantaba a Jesús. Me vuelvo a preguntar cómo están tan seguros. *Shrugs*.

Pasamos por una tienda de souvenirs y se genera mal rollo porque es del cuñado de Ahmed y nos intentan clavar hasta por el aire que respiramos (hablamos de 10 USD por un imán de madera de Belén. 'Tán flipaos). Pero nos invitan a té. Todo un detalle. En cualquier caso, nos dejamos clavar por unas crucecitas de olivo. Pa' los panas.

Luego vamos ¡al portal de Belén! ¡Señoras y señores! De los creadores de los villancicos navideños y de una religión milenaria con millones de seguidores, con vosotros, ¡el lugar donde nació Jesucristo! Cómo están tan seguros de que es ese el sitio... no tengo esa respuesta. Si alguien quiere iluminarme, se lo agradezco. Por si acaso, bendecimos las crucecitas y una hojas de olivo allí.
El tour termina con una visita al campo de refugiados, el más famoso. Aida. Es como una urbanización, pero con un status simbólico y político especial.

Cuando Ahmed ve que flipamos con el mural de Banksy, decide cerrar el tour llevándonos a los otros dos graffiti famosos que dejó cuando fue a Belén.

Y así termina nuestro viaje a Belén. Le pagamos, nos dejó en el bus y regresamos a Jerusalén para comprar el ticket a Eilat.

Una vez en Jerusalén, nos montamos en un bus cuyo chofer intentó estafarnos. Good one, boy. My change, please. Me tiró unas monedas (que no todo el cambio, ojo) en la bandeja con mala gana y no nos avisó nunca dónde bajarnos.

En cualquier caso, nos acercamos a la estación de bus, pero nada nos quitó nuestra buena hora y pico de camino. Se notaba el cambio de barrio. Esta zona es predominantemente judía. Se ve nueva. Hay muchos edificios institucionales de arquitectura muy israelí: minimalista, brutalista. Muchos ortodoxos. El tranvía.

Pasamos cerca del mercado, pero tenemos prisa. Llegamos al centro comercial a la estación de autobuses y compramos nuestro ticket. Revisamos las puertas de embarque y salimos hacia el mercado.

En este punto, me doy cuenta de que todos los judíos negros (etíopes) que he visto son guardias en las puertas de acceso coñazo, o parecen homeless. Y las judías de Europa Oriental son mayormente guardias como los etíopes, o limpian.

De hecho, en este punto del viaje ya no me queda duda de cuánto racismo hay en esta tierra, entre gente de la misma religión.

De regreso, los judíos del mercado son más amigables. Hasta el momento, la mayoría de los judíos locales que nos encontramos por el camino no parecían muy alegres de vernos. O eran muy asertivos y a lo suyo. No sé.

El mercado es una pasada. Colores, olores, gente más amable empática.
Hmm... Comida.

Tengo hambre. Compramos aproximadamente 1,5 kg de bollería por poco menos de 2 EUR y nos fuimos taan felices, caminando hasta el hostel.

2 comentarios:

Arol dijo...

Vaya viaje, tremendo, tremendo viaje a un destino que me encantaría visitar. No sabes cómo te envidio ;)

Un abrazo
Arol

Anónimo dijo...

Hola, estupendo el relato, aunque tengo ganas de conocer más!!! Voy a visitar Israel y los Territorios Palestinos, y me tiene bastante preocupada lo del control del Aeropuerto, porque mi nombre es de origen árabe,¿Podrías contarme como fue el control y que tipo de preguntas os realizaron? Te lo agradecería muchisssimo, un abrazo!

Nadia