Bizcocho de zanahoria calabaza

Así es. Hoy me he puesto experimental y he decidido sustituir la zanahoria del bizcocho por calabaza. Y... ¿adivinen qué? ¡Funciona! Y funciona muy bien.

Si lo vais a hacer, hacedlo con la calabaza cruda. En el pasado he cocido la calabaza y no he obtenido la textura que buscaba.

Aquí dejo la prueba fotográfica de que al menos, luce bien. Os aseguro que huele fantástico y sabe mejor, modestias aparte.

Cosas con las que es imposible perder:


- Cualquier alimento al ajillo.

- El tipo de letra Futura en cualquiera de sus versiones.

- Escena lésbica.

- Sustantivo o adjetivo en inglés (en frase en castellano).

- Zumo de naranja.

- Camisa blanca.

¿Conoces más cosas con las que es imposible perder? ¡Apúntalas en los comentarios!

Lista de reproducción de Halloween

Para celebrar que soy una burda consumista y desarraigada en toda regla (y también para tenerla a mano cuando no esté en mi ordenador), he creado una lista de reproducción de halloween en Spotify que puede consultarse aquí.

 Podría poner otras muchas canciones, pero quería dejarla más o menos corta.

Todo el album de Jack es simplemente fantabuloso :) Danny Elfmann rocks.

¿Te sabes los números?

Si tienes un carnet de conducir, las probabilidades de que conozcas este símbolo son altísimas.

Casi seguro sabes que este símbolo indica que el límite de velocidad es el que está denotado en el círculo rojo. De hecho, ni siquiera necesitas estar familiarizado con los "números".

Si ves el tablero del coche, hay medidores. En uno de ellos se lee "20, 40, 60, 80, 100, 120, 140..." Bien. Eso es los km/h.

Repostería nostálgica

Desde que tengo uso de razón, cuando madre y yo teníamos antojo de algo dulce por la noche y todo estaba cerrado, hacíamos rosquillas.


A mi madre le enseñó a hacerlas mi abuela, también canaria, y yo nunca he comido nada similar fuera de casa.
Las rosquillas se hacen en "un plis plás" y quedan deliciosas. Eso sí, debo advertiros que son hipercalóricas.

Ingredientes:
  • 1 huevo.
  • La misma medida en aceite de maíz o girasol (se puede usar cualquier otro aceite, pero debe ser de sabor muy suave).
  • 2 cucharadas de azúcar.
  • 1/2 cucharadita de canela.
  • 1/2 cucharadita de nuez moscada.
  • 1 cucharadita de anís en grano (también le llaman "matalauva").
  • Ralladura de cáscara de limón o naranja.
  • Harina de trigo para repostería (también llamada leudante).
Mezclad todo salvo la harina. Luego, añadid harina de trigo progresivamente hasta que se haga una masa elástica y que se despega de los dedos, con la textura necesaria para hacer las rosquillas.


Haced las formas de rosquilla y freídlas en aceite caliente.

 Espolvoreadlas mientras estén calientes con azúcar pulverizada.


Ahora hablemos de los puntos personales: Mi madre hace las rosquillas muy finas y grandes. A mí me gusta hacerlas gorditas y pequeñas.

Mi abuela le ponía un poquito de coñac.

También experimento con las especias. Yo siempre les añado vainilla gengibre  si tengo. Si me falta nuez moscada o ralladura, no pasa nada. Yo prescindo del azúcar pulverizada.

Además, pongo un poco menos de aceite del de la receta y la masa me queda más como de galletas. Mi madre les pone un poco más de aceite y la masa queda más elástica.

En cualquier caso, es muy difícil que las rosquillas no queden bien. Es cuestión de experimentar con cantidades e ingredientes.

Bizcocho de zanahoria

No sé si la gente es muy correcta conmigo, o si de verdad el bizcocho de zanahoria queda delicioso.

El caso es que ya lo he hecho varias veces y la gente dice encantarle.

Como ya le he prometido a much@s la receta, la publico aquí:
  • Primero, debéis engrasar y enharinar un molde de un par de litros, y precalentar el horno a 125 ºC.
  • Cogéis:
    • 3 tazas de zanahoria rallada (yo que soy muy perezosa, prefiero picarla en dados pequeños).
    • 2 tazas de azúcar (como mejor queda es con azúcar morena o papelón rallado, pero lo he hecho con azúcar blanca, mitad y mitad, mitad azúcar mitad miel... y en todos casos queda bien).
    • 4 huevos.
    • 1 taza de aceite (el que sea).
    • Especias: aquí podéis poner las que queráis. Yo le pongo una pizca de clavo de olor molido, mucha canela, vainilla y nuez moscada, y si pillo gengibre, rallo y se lo pongo también).
  • Todo esto lo echáis a la licuadora y lo licuáis hasta que quede bien mezclado.
  • Lo vertéis en un bol y añadís 3 tazas de harina y 1 sobre de polvo de hornear (levadura química Royal, por ejemplo). Mezcláis bien.
  • Opcionalmente, se le puede poner a la mezcla pedacitos de nuez o pasas. Si váis a hacer esto, ponéis en un cuenco las nueces o pasas y harina. Las enharináis bien y al verterlo en la mezcla, las movéis sólo un poco. Si no, se van a ir al fondo del bizcocho por su peso.
  • Lo vertéis en el molde y lo metéis al horno a unos 130 ºC por 40 minutos. Si el horno tiene la opción de calentar por arriba y por abajo, con ventilador, tanto mejor.
  • A los 40 minutos, comprobad que se haya cocinado por dentro con un palillo.
¡Listo!

P.D: Si váis a usar azucar blanca refinada, disminuir la cantidad a 3/4 de lo que usaríais, porque este tipo de azúcar endulza mucho.

Imma dragon kick a macho ibérico


Hoy he recordado dos eventos aislados que tienen mucho en común y que desatan mis ganas de azotarle el culo a los typical macho ibéricos (pero no azote sexy, sino del que deja secuelas negativas por un par de meses):

1.- Banco Santander. Pequeña sucursal en el pueblo. Un día cualquiera por la mañana. Dos ventanillas y una modesta oficina para el director. Puedes escuchar todas las conversaciones. El director discute con un cliente que quiere rescatar su plan de pensiones.
Hablan de la vez en la que el cliente dio un portazo a la puerta de cristal y casi la parte, y el director suelta una perla más o menos así: "A ver, si todos tenemos un mal día o una mala semana, pero lo que no se puede hacer es venir a pagarla con los demás. Yo cojo mi cabreo y lo pago en casa, con mi mujer". WOW. No, de verdad. WOW.
No me lo creía. Como no me creía que NADIE se inmutó. Hasta que dije algo como "vaya, ese sí que es un ejemplo a seguir. No tiene huevos este señor ni nada". Y claro, la fila de cuatro o cinco personas asintió o dijo comentarios cortos y complacientes, más bien dentro de lo que era socialmente correcto decir.

2.- Entrevista de trabajo en pequeña inmobiliaria. Señor en sus 50 y largos, con cargo de importancia.
En un momento de la entrevista viene a colación el ambiente de trabajo y el estrés. Digo que dentro del horario de trabajo, intento hacer todo lo que puedo y dar lo mejor de mí, pero eso no puede influenciar mi humor ni mi vida personal, porque hay que ser una persona balanceada. A esto, el jefazo responde "eso es muy cierto. Yo me pillo cabreos en el trabajo y los pago con mi familia". Bravo, bravísimo.
Claro. Allí estoy yo, con unas ganas increíbles de que me den el mísero trabajo. ¿Qué le voy a responder? Le dije algo en plan "vaya, qué injusto... esas cosas no deberían influir en la vida privada".

Ahora me arrepiento de haber hecho el Ally McBeal. Tenía que haberme parado en la puerta del director y decirle tres cosas. Y decirle al jefazo que son esos rasgos machistas los que tienen a España donde la tienen. Pero no lo hice.

Por otra parte, ¿por qué no se lo dicen sus mujeres? ¿qué ganas quedan de reivindicar nada cuando a la gente le da igual? ¿cuántos tortazos me he llevado por reivindicar derechos y defender la justicia? ¿he encontrado apoyos en el camino?

¿Cuántas veces te has encontrado con una situación así? O, ¿cuántas veces la has identificado? Porque a lo mejor es que ya, como ni te das cuenta, no te inmutas.